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El tiempo de los dioses de India (o Instrucciones para practicar yoga en medio del caos)

Este post empieza con dos noticias: una buena y otra mala.

Primero, la mala: estamos en la Kali Yuga. La era más degenerada de todas las eras del universo.

La buena noticia es que esto nos da la oportunidad de convertirnos en soberanas de nuestra propia vida. De practicar yoga. De crear nuestra vida de forma consciente.

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Ya sabéis que adentrarse en el mundo del mito significa entrar en un laberinto de espejos. Se abren nuevas ventanas en el espacio y el tiempo. Los reflejos se multiplican, la luz se fragmenta. El tiempo se detiene. Y vuela.

Si quieres tener algunas claves acerca de la división y organización del tiempo mítico de India, sigue leyendo, y deja que se rompan un poco tus esquemas.

Pero antes de empezar, una cosa: Kali Yuga no tiene nada que ver con la diosa Kali. Y mucho menos con Santa Kali.

Kali no es Kālī :: Diosas, demonios y etimologías varias

Como nuestra Kali suele aparecer tan a menudo toda desatada, se suele pensar que la Kali Yuga debe tener algo que ver con ella. Y no.

El nombre de Kali (la diosa) se transcribe del sánscrito normalmente así: Kālī. Las dos vocales son largas. Kālī es el femenino de kālam, y significa negra, oscura.

Entretando, Kali (la edad del universo) se transcribe tal cual: Kali, porque sus vocales son breves. Y proviene de la raíz kad, con significados varios en torno al sufrimiento, la confusión, el sobresalto...

Además, Kali así con vocales cortas es el nombre de un demonio apestoso con cara de perro y enormes garras. Su hijo se llama Miedo y su hija se llama Muerte, así que os podéis imaginar el cuadro. Según la cosmogonía de Vishnu, este demonio tendrá que enfrentarse un día a su décimo (y último) avatar.

En esa batalla, el demonio Kali perderá, pero el universo igualmente llegará a su fin: se disolverá en las aguas originarias para recomenzar de nuevo. Y Kali, símbolo del mal, se esconderá hasta que el siguiente universo llegue de nuevo a la Kali Yuga.

En el tiempo de los mitos de India, Kali Yuga es la era de la degeneración total: el mundo de hoy. Comenzó ya hace unos tres mil años, y aún nos quedan unos cuantos cientos de miles de años más.

Osea, que sigue leyendo, porque tenemos Kali Yuga para rato.

Tiempo linear vs. tiempo cíclico

Tendemos a pensar que las nociones de espacio y de tiempo son inamovibles. Sin embargo muchas culturas han observado su transcurso desde ángulos muy diferentes al occidental. No hablamos solo de civilizaciones antiguas como la celta o la inca. Si te fijas un poco en tu entorno de amistades, es como si no funcionara igual el tiempo sueco que el tiempo mexicano.

Y de todos modos lo vivimos en nuestra propia piel: nada que ver cómo pasa el tiempo en las horas de oficina, pongamos, después de la pausa del mediodía, con cualquier rato en una terraza charlando con una amiga.

La sociedad capitalista occidental en general, tiene un mantra: ”el tiempo es oro”. Esto particularmente proviene de la mentalidad de la cultura anglosajona, escandinava y quizá englobándolo todo, de la mentalidad calvinista. El tiempo es visto como algo lineal. Se organiza en torno a las indicaciones expresas del reloj. Se trocea y se vende. Y siempre escasea. “No tengo tiempo”. Segundo mantra favorito de nuestra sociedad. ¿Sí o no? Y si por casualidad lo tienes, es que eres un looser.

Sin embargo en las culturas orientales, el tiempo es cíclico, circular.

Cada día el sol sale y se pone. La primavera sigue al invierno. El otoño al verano. Y vuelta a empezar. La luna crece hasta su plenitud y retorna día tras día hacia su faceta más oscura. El tiempo no es oro. Es la sustancia de la que está hecha la vida. Y lo tenemos en abundancia.

Ser conscientes de la naturaleza cíclica del tiempo nos permite comprender las variaciones de cada momento de este ciclo. Esta información nos sirve para adaptarnos a diferentes circunstancias, a las características de cada parte de ese ciclo. No nos ponemos mucho la bufanda en agosto. Los agricultores adaptan sus cultivos a las estaciones. Los marineros, observan las mareas. Las mujeres, nuestro ciclo.


De Kalpas, Yugas y Maha Yugas :: los ingredientes del tiempo mítico


El tiempo mítico también fluye de forma cíclica. Es una eternidad recurrente. Comienza con la perfección absoluta y degenera gradualmente hacia el caos, la entropía. Pertenece al mismo imaginario que la rueda de la vida y de la muerte, del renacer y el remorir.

En los antiguos Puranas, este ciclo eterno aparece subdividido en cuatro edades. En ellas todos los aspectos de la consciencia van yendo de mal en peor de forma fatal e irreversible.

Mirando atrás en nuestra propia cultura, vemos cómo la tradición greco-latina, dividía también el tiempo en cuatro edades clásicas: Oro, Plata, Bronce y Hierro.

En India las cuatro eras toman el nombre de cuatro tiradas del juego de dados. El orden celestial queda así ligado a su opuesto: el azar. Dharma y lila entretejen el fluir del tiempo.

Primera Edad: Krta Yuga

La edad dorada de la verdad. También es conocida como Satya Yuga. (1.728.000 años humanos: el equivalente de la suma de 4 Kali Yugas)

En el juego de dados, Krta es la jugada que gana. Significa “hecho, realizado, perfecto”. En la simbología numérica de India, el número cuatro aparece a menudo asociado a la idea de totalidad y perfección. La Krta Yuga es la yuga que aún tiene los cuatro cuartos completos. Es como una mesa de cuatro patas, se sostiene en perfecto equilibrio sobre ellas.

Krta Yuga es la era del orden y el dharma impregna todo de forma natural. Las personas nacen realizadas y cumplen a la perfección con las obligaciones de sus castas. Los brahmanes son sabios y santos. Los reyes y los guerreros gobiernan y luchan. Los campesinos trabajan alegremente sus tierras y los siervos se entregan sin turbaciones a su esclavitud. Un mundo feliz, vamos.


Segunda Edad: Treta Yuga

La era del reto heroico.(1.286.000 años humanos: el triple de lo que dura la Kali Yuga)

La Treta Yuga es la siguiente tirada de dados: el tres. Tres sigue siendo un buen número, pero una mesa de tres patas tiene menos estabilidad que una de cuatro. La calidad del dharma poco a poco decae. Cada persona ha de aprender cuál es su deber según su casta, y cumplir con su función se hace pero con resignación, sin vocación.


Tercera Edad: Dvapara Yuga

Era de la división y la trascencencia. (864.000 años humanos: dos Kali Yugas)

Es la tirada del dos en la mesa de dos patas. Es la época en blanco y negro. Los extremos se tocan, es difícil de conservar la armonía entre los opuestos. Los valores se han perdido y la gente vive cegada por la avaricia y el apego a lo terrenal.


Cuarta Edad: Kali Yuga

Era de la degeneración y el gozo. (432.000 años humanos)

Kali Yuga es la edad oscura. Una mesa con solo una pata. El dharma ha perdido completamente su fuerza y la egolatría está a la última. El orden social está que arde: nadie está contento. Kali yuga es la jugada que pierde la partida de dados.

Es el tiempo sin ley.

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Para acabar con los números, redondeamos: todo esto, las cuatro Yugas, hacen un total de 4.320.000.000 años (el equivalente a diez Kali Yugas).

Las cuatro Yugas completas forman una Maha Yuga (o Gran Yuga).

Y mil Maha Yugas equivalen a un día de Brahma: una Kalpa.


Todos estos números te están mareando. Ya sé. Pero es que siempre hay alguna lectora un poco peculiar (como yo) a la que le interesan estos detalles del mundo mítico de India…

El caso es que un día Brahma comienza con la creación a partir de la sustancia trascendente de Vishnu. Al terminar, llega la noche de Brahma, de la misma duración: el universo y todas las esferas, con todos sus habitantes, regresan a su origen y se funden con el Absoluto de las aguas originarias.

En el amanecer de cada Kalpa, un loto brota del ombligo de Vishnu, y sobre él se sienta Brahma, que comienza a proyectar una vez más todo el ciclo del universo, como si de un proyector se tratara. Aquello que “proyecta” es conocido como Maya: otro de los nombres que recibe la diosa.

Este sistema temporal pertenece particularmente a la mitología de Vishnu. Nos ayuda a ubicar sus sucesivos descensos al devenir cósmico: sus avatares.

Soy el tiempo que perdura, la presencia que todo lo ve, soy la muerte que todo lo arrebata, la fuente de todas las cosas que aún no existen.

Krishna en la Bhagavad Gita


Yoga en la Kali Yuga :: Deja de quejarte. Presta más atención.

Así que Kali Yuga va a durar cientos de miles de años. ¿Queda claro? No tiene sentido seguir quejándose. No tiene sentido seguir acordándonos de lo bien que nos iba todo en los viejos tiempos, cuando aún Rama reinaba en Ayodya. Cuando aún los caminos no estaban envenenados de asfalto y coches. Cuando éramos más jóvenes.

Un universo entrópico se expande de forma irreversible. Se deshace. Es imposible volver a meter la leche derramada dentro del vaso. La sustancia de nuestras vidas, el tiempo, es ese proceso de disolución.

Si esto es Kali Yuga, la eternidad se concentra en el presente, en este instante. ¿Cómo podemos crear una experiencia de empoderamiento en medio de este desmadre?

La era del dharma, la era dorada del orden rígido, no permitía elección. Todo era perfecto porque sí. Y amén.

La Kali Yuga, la era sin dharma, es un mundo sin ley.

Y nos invita a ser creativas. A reinventarnos a cada paso.

En la era sin dharma, la era del a-dharma, nuestra práctica es el camino de entender cómo es el mundo en el que vives y crear tu propio dharma interior. ¿Cuáles son tus dones?¿Qué quieres ofrecer al mundo? ¿Cómo puedes vivir con más plenitud tu vida en esta época conflictiva? ¿Cómo puedes cuidarte para estar a la altura de las circunstancias y poder actuar de forma constructiva?

¿Cómo podemos vivir en la paradoja de no dejarnos arrastrar por la angustia ante lo que vemos alrededor, y al mismo tiempo no convertirnos en unos nihilistas y hacer como que todo esto es fabuloso?

No podemos volver al pasado. Solo podemos intentar entenderlo un poco mejor.

Pero no hace falta convertirse en una víctima del transcurrir del tiempo. Puedes practicar yoga. Puedes observar la naturaleza del tiempo cíclico. Puedes crear el futuro.

La divinidad que representa el dharma es Vishnu. Y en particular su último avatar, Rama, el príncipe perfecto.

Shiva es este universo que se disuelve: el dios del adharma. No está atado a las estructuras del mundo ordinario. La entropía, la expansión, crea espacio. Y en ese espacio, en esas grietas, está Shiva: lo auspicioso. En esa degeneración del orden, en esa fluidez, allí es donde se despliegan todas las posibilidades.

Y esas posibilidades no viven ni en el pasado ni en el futuro. Viven en la creatividad consciente del momento presente.

Viven dentro de ti.